El investigador del CIBAS UCSC, Dr. Danny García, trabaja en un Fondecyt –adjudicado con el primer lugar en Química en Chile-, que busca dar un uso funcional a los Taninos, que podría aplicarse en la industria biomédica, bioplásticos, y el packing de alimentos.
El terreno bajo un bosque de pinos, es solitario e inhóspito. Para defenderse del ataque de insectos o microogranismos, la corteza de esta especie contiene Taninos, un poderoso compuesto fenólico presente en algunas plantas, con tóxicos que impiden que crezca otro vegetal a su alrededor –lo que lo hace una especie alelopática-, afectando a la naturaleza.
Pero un científico del Centro de Investigación en Biodiversidad y Ambientes Sustentables CIBAS de la UCSC, Dr. Danny García torció el destino de estos compuestos, al buscar lo mejor de ellos. García, quien es Doctor en Química de Recursos Naturales por la U. de Friburgo, se adjudicó un proyecto Fondecyt de Iniciación, sobre uso de taninos de la corteza de pino para el diseño de materiales funcionales –que fue el primer lugar de la selección en el área de Química a nivel nacional-, para trabajar en ellos.
El investigador explica que los Taninos presentes en la corteza del pino – árbol que es un recurso económico-, son nefastos para la naturaleza. La industria no utiliza la corteza, que se deja en el campo o se utiliza en combustibles, lo que termina siendo tóxico para el ambiente. Tomando en cuenta que los taninos inhiben la degradación microbiana, el Dr. García señala que la búsqueda de una aplicación utilizable y ecológica, extrayendo sus tóxicos, puede revolucionar la visión sobre ellos y valorizar la corteza del pino.
Y tras ese proceso, los productos pueden ser variados: fabricación de polímeros para la biomedicina –como el tratamiento de escaras con las propiedades astringentes de los taninos-; la industria de bioplásticos diseñando plásticos biodegradables –para su utilización en la agricultura y la construcción de invernaderos con plásticos tratados, permitiendo mayor tiempo de uso, protección de rayos UV y más fácil degradación-, y su aplicación en el packing de alimentos, con una mejor aislación de los microorganismos. Además, expresó, esto podría incluso mejorar la imagen de la industria forestal, al dar un valor más positivo a la corteza de pino.
Ya en este primer año de ejecución del proyecto, cuenta con cinco publicaciones. Dos de ellas ya publicadas (una disponible online en el volumen 10/2016 de Express Polymer Letters, y tres en evaluación. Asimismo, ya cuenta con una patente europea y estadounidense para la modificación química del tanino para el uso en bioplásticos.
Carolina Astudillo Molinett