Trabajo de la Ucsc analizó a este grupo de organismos que incluye varias especies y abundan en Chile, pero muchas son exóticas. Su establecimiento en los ecosistemas nativos conlleva severos impactos a la biodiversidad nativa.
Fuente: Diario Concepción
Propias de ambientes bentónicos, las anémonas de mar incluyen una diversidad de especies y en Chile son abundantes, sobre todo la Anemonia alicemartinae, de característico rojo carmesí y fácil de ver en playas como Tumbes y Lirquén a nivel local. El problema es que es una especie no nativa, por lo que se considera invasora. Y no es el único caso nacional ni mundial, siendo esa preocupación el origen del estudio “Aspectos claves del éxito de invasión de anémonas de mar (Cnidaria, Actiniaria)” que el biólogo marino Lucas Gimenez desarrolló en el marco de su tesis para obtener el grado de Magíster en Ecología Marina en la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc).
Los doctores Antonio Brante y Reinaldo Rivera fueron director y codirector, respectivamente, de la investigación que aporta nuevos conocimientos sobre la ecología de las invasiones de estos organismos, grupo que genera interés creciente en la comunidad científica internacional para entender mejor sus procesos de invasión biológica y parte de los resultados se publicaron recientemente en la revista Aquatic Invasions de la Asociación Internacional para el Conocimiento Abierto de Especies Invasoras y se espera una segunda publicación.
El estudio
Lucas Gimenez explica que en sus hábitats nativos las anémonas cumplen roles ecológicos relevantes para mantener las dinámicas ecosistémicas como ser depredadores o proveer defensa y protección a otros organismos como peces, cangrejos y caracoles. Pero, en ecosistemas exóticos afectan a la biodiversidad nativa, pudiendo mermarla por mecanismos de depredación o competencia, sobre lo que advierte que “en ambientes donde han invadido se ha demostrado que cambian la composición de la comunidad nativa al alimentarse de especies nativas como anfípodos (crustáceos) y poliquetos (gusanos marinos). Por otro lado, algunas especies son agresivas y desplazan a otras anémonas nativas mediante ataques directos”.
La problemática global es que se ha dificultado seguir a las anémonas de mar al ser difícil detectarlas porque suelen estar ocultas y así sus trayectos de ambientes nativos a exóticos, además se sabe mucho sobre unas especies y poco de otras; marcada diferencia en la cantidad de información que resalta en su estudio.
El trabajo consta de un análisis descriptivo del proceso de invasión en que se incluyó a 11 especies que se sabe son invasoras, como Anemonia alicemartinae y Metridium senile que se han introducido en Chile. Luego, se aplicaron modelos de nicho ecológico para Diadumene lineata, Exaiptasia diaphana y Nematostella vectensis; tres especies que releva como reconocidas invasoras y la primera se ha detectado en la Región de Coquimbo. Estos enfoques se basan en la distribución de las especies y condiciones ambientales que ocupan en cada punto donde habitan, lo que permite predecir distribuciones potenciales, explica. Así, puso a prueba la hipótesis de similitud climática para el éxito de la invasión biológica, que plantea que “la invasión va a tener éxito y la especie se establecerá en sitios similares al rango de distribución nativo, es decir, de donde es originaria”, aclara el investigador.
Además, hizo un análisis a escala global estudiando anémonas del Sudeste Asiático, Caribe y Golfo de México, y la costa atlántica de Estados Unidos y Canadá.
Resultados y sugerencias
Un resultado que Lucas Gimenez destaca es que “para las tres especies hay alto éxito de invasión (mayor al 30% y en una mayor al 60%)”. Sobre la similitud climática encontró que “Diadumene lineata cumple con la hipótesis, pero Exaiptasia diaphana y Nematostella vectensis mostraron posibles cambios en sus nichos, por lo que estarían empezando a ocupar nuevas condiciones ambientales en el rango no nativo”.
Para el investigador los resultados son trascendentes al establecer potenciales escenarios para nuevas invasiones de especies y proveer información que puede ser clave para tomar mejores decisiones en pos de la conservación de la biodiversidad. “Una de las sugerencias que surgen es monitorear zonas con alto potencial de invasión para detectar introducciones de forma temprana y evitar que se establezcan invasiones”, asegura. Y lo ejemplifica en Diadumene lineata, sobre la que afirma que “tiene alto potencial de establecerse en Chile y hasta el momento sólo se sabe que apareció en Coquimbo. Sería interesante, a futuro, monitorear la zona y alrededores para evaluar si su establecimiento ha tenido éxito y si se ha dispersado a zonas cercanas”.
Las invasiones biológicas
Una especie invasora es una exótica (no nativa) que se introduce en un hábitat y tiene éxito en su dispersión y establecimiento, naturalizándose y pudiendo generar grandes impactos en la biodiversidad nativa.
Las invasiones biológicas tienen a la base la acción humana como responsable, con múltiples acciones como causas, y en las marinas se asocian a transporte y tráfico marítimo y actividad acuícola.