Estudio halló en abundancia y cohabitando a la especie invasora guppy (Poecilia reticulata) y de la especie nativa puye (Galaxias maculatus) en ambos sistemas lacustres. Resultado pone de manifiesto la necesidad de tomar medidas, principalmente preventivas, como la educación.
Fuente: Diario Concepción
Aunque el concepto exótico lleva a algo extraño o lejano, las especies exóticas cohabitando con las nativas son un hecho en Chile en una magnitud que evidenció el completo catálogo de especies naturalizadas y, como fenómeno que tiene al hombre como principal culpable, ocurre muy cerca de la comunidad.
Por ejemplo, en las lagunas Grande y Chica, cuyas riberas son las más visitadas de la comuna de San Pedro de la Paz, donde “mediciones mensuales realizadas durante un año mostraron que coexisten especies invasoras y nativas en las zonas de riberas de las lagunas, sin existir una separación marcada en el uso del hábitat”, advierte Seiji Machino, magíster en Medio Ambiente (MMA) de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc), quien realizó un estudio en dichas áreas para actualizar la información disponible sobre las especies de peces que habitan y desde allí proponer medidas para proteger a las nativas. El trabajo, financiado por el Centro de Investigación en Biodiversidad y Ambientes Sustentables (Cibas), estuvo dirigido por la doctora Catterina Sobenes y participó también Christian Díaz, ambos profesores del MMA e investigadores del Cibas-Ucsc.
Con eso destaca que “en ambas lagunas se encontraron altas abundancias de la especie invasora guppy (Poecilia reticulata) y de la especie nativa puye (Galaxias maculatus), que coexistían en zonas de juncos”. Machino detalla que “en la Laguna Chica, en época de primavera y dentro de un mismo día se registró una mayor diversidad de especies invasoras como guppy en los juncos, hábitat que presentó mayores variaciones de temperatura y oxígeno disuelto, con una mayor abundancia de nativos en zonas de playa y columna de agua. En Laguna Grande, en la misma época, se registraron altas abundancias de peces nativos (principalmente puye) durante las primeras horas de la mañana, en las zonas de playa conformando cardúmenes”.
Tomar medidas
Un hallazgo que, recalca, “hace necesario que se adopten medidas de manejo en la ribera que contribuyan a la protección de dicha especie nativa, particularmente en los meses de julio a septiembre”. Esto, porque si hay un punto que resalta es que, en general, los peces nativos poseen tamaños más pequeños que los exóticos, lo que contribuye a su vulnerabilidad en conservación. “Las especies invasoras poseen mejores características adaptativas y compiten de mejor manera por los recursos. Ello hace que estas especies generen un proceso de invasión exitoso, en desmedro de las especies nativas, lo que puede conllevar a su extinción, a mediano o largo plazo”, advierte Machino.
Abordar el problema es imperante y como afirma que erradicar las especies invasoras es una medida tan compleja como costosa, “siempre son más recomendables las medidas preventivas como incrementar la educación al respecto”. En esa línea, una de las propuestas es informar a la población mediante la instalación de tótems, en las lagunas, que den cuenta de la fauna de peces nativos presentes y su importancia para contribuir a su resguardo. También recomienda entregar material en tiendas que comercialicen peces para acuarios que sensibilicen sobre el impacto de la devolución de estos en las lagunas, evitando así la introducción de especies exóticas, ya que “hemos identificado que una de las posibles causas de la introducción de peces invasores en las lagunas es que acuaristas los trasladan a los cuerpos de agua dejándolos allí, desconociendo los efectos nocivos para el ecosistema”, advierte. De hecho, motivos como ese generan que sea muy probable hallar especies invasores en cursos de agua urbanos.
Comenta que también existen herramientas biotecnológicas para controlar las especies invasoras a nivel reproductivo y técnicas de fertilización de especies ícticas nativas para el aumento de su biomasa.
“Estas medidas se encuentran en la misma línea que los objetivos de conservación que la Convención de Ramsar de protección de los humedales a la cual se encuentra suscrito Chile y la reciente declaración de Santuario de la Naturaleza de la Laguna Grande de San Pedro de la Paz. Es de suma importancia realizar un programa de seguimiento que permita monitorear la fauna íctica y las variables ambientales, cuyos resultados orienten las fiscalizaciones para prevenir los daños al ecosistema”, concluye.
Muestreos y encuesta se usaron para identificar peces, caracterizar uso del hábitat por la fauna y de los servicios ecosistémicos.