Por Jean Pierre Molina

Bajo el título “Evaluación de la condición nutricional y calidad del recurso pesquero langostino colorado entre la región de Antofagasta y la región del Biobío”, el académico doctor Ángel Urzúa de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC) y científico del Centro de Investigación en Biodiversidad y Ambientes Sustentables (CIBAS) estudió la condición nutricional de los langostinos colorados en la zona norte y sur de Chile. Una de las zonas de reclutamiento o crianzas está ubicada en la costa frente a Coquimbo y la otra entre la costa de la región del Ñuble y Biobío. Ambas áreas son fundamentales para las poblaciones de este recurso del mar en el Pacífico Sur Oriental.

De este modo, la investigación estudia la importancia de ambas zonas de crianza y la calidad de los langostinos juveniles que ahí viven. Estos procesos son fundamentales en la vida de los ejemplares, ya que después son los encargados de sustentar la abundancia de la población adulta, que son los que se capturan por las pesquerías comerciales.

“Los individuos del sur en comparación con los del norte son juveniles más grandes, alcanzan mayores tamaños y tienen una mejor condición nutricional. En el fondo están más preparados para soportar periodos de ausencia y/o baja disponibilidad de alimento, presentando mayores reservas de energías medidos como lípidos y ácidos grasos”, sostiene el doctor Urzúa. También, estos ejemplares tienen una mayor composición de ácidos grasos esenciales (EPA, DHA, linoleico, araquidonico) para el desarrollo y la sobrevivencia de la especie en el gran ecosistema marino de la corriente de Humboldt. En concreto, los juveniles del sur son energéticamente más ricos en relación a los del norte.

El langostino colorado es el que sustenta la pesquería de crustáceos demersales en Chile, desde ahí viene su importancia comercial. La pesquera Camanchaca Pesca Sur S.A. ubicada en Tomé (región del Biobío) es la que ha desarrollado históricamente la captura de esta especie, la que se explota desde los años ’50 en nuestro país. En este contexto, la costa de las regiones del Ñuble y el Biobío son bien valoradas para el rubro desde un enfoque ecosistémico, abordando temas transversales desde sociales-económicos para la explotación sustentable de este recurso pesquero.

“Aquí hay zonas costeras que pueden ser consideradas como una mina de oro. Desde la desembocadura del río Itata, río Biobío y hasta el golfo de Arauco, han reclutado históricamente al langostino, se crían, crecen de manera saludable hasta llegar a adultos. Estas zonas costeras son importantes para la sustentabilidad y la dinámica de la población, para que después se puedan capturar”, afirma el académico.

De este modo, una de las propiedades fundamentales de la especie, y que ha descubierto el doctor Urzúa, es el alto porcentaje de Omega 3 que presentan los langostinos, los que son importantes para la salud humana. Es beneficioso para el sistema inmune, para el desarrollo cerebral, para combatir enfermedades como el alzheimer o la obesidad, entre otros. “Dentro de los recursos pesqueros, los langostinos tienen una importante fuente de Omega 3 de origen marino. Actualmente, la fuente de Omega 3 es dada principalmente por especies que están sobreexplotadas como pequeños pelágicos como son las sardinas y la anchoveta. En este contexto, es un valor agregado de los langostinos que se encuentran en el sur”, concluye el profesional.

Explotación sustentable

La información reclutada por esta investigación es fundamental, ya que a partir de ella se determinan las cuotas de captura de la especie. El doctor Urzúa también participa como presidente del Comité Científico Pesquero de Crustáceos Demersales, donde se recopila información de la evaluación directa, indirecta, modelos pesqueros, información biológica, entre otros. La decisión que se toma por este comité científico siempre es considerada bajo un criterio ecosistémico y de explotación sustentable del recurso para determinar la cuota de captura anual.