En el marco del Día Mundial del Medioambiente, académicos de la UCSC comentan la normativa, pionera entre los países sudamericanos, que permitirá aumentar las tasas de reciclaje, y en consecuencia, reducir las altas cifras de residuos que se producen en Chile.

Este domingo se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente, y esta celebración en Chile se da en un favorable contexto, ya que desde mayo, el país cuenta con un nuevo marco legal: la Ley de Reciclaje y Responsabilidad Extendida del productor, una iniciativa pionera en Sudamérica, y que a juicio de académicos de la UCSC, tienen beneficios paralelos: junto con apuntar a un desarrollo sustentable, también involucrará crecimiento económico.

En Chile, un país de casi 17 millones de habitantes, son también 17 millones de toneladas de residuos los que se producen en Chile cada año. Si esta cifra aún no le produce una reacción, de ese total, 7 millones corresponden a residuos domiciliarios, lo que significa que cada persona genera poco más de 1 kilo de basura al día. Y las cifras crecían y crecían cada año. Paralelamente, cerca del 10% de los residuos son reciclados en el país. Con la nueva Ley, la meta es aumentar esta tarea de cuidado ambiental hasta en un 30% los primeros cinco años de vigencia.

Contar con esta nueva ley le permite a Chile cumplir con compromisos internacionales. El abogado del Infor y académico de Derecho de la UCSC, Felipe Lobo, explica que el llamado principio “el que contamina paga”, obliga a todos los agentes productivos a internalizar los costos de la contaminación, de modo que dichos costos no sean traspasados a toda la sociedad. Algunas indicaciones ya habían sido sumadas en la legislación chilena, pero “la responsabilidad extendida del productor era un punto que faltaba incorporar”.

La lay indica así actores con mayor responsabilidad ambiental, y el reciclaje, que hasta ahora era más bien una iniciativa voluntaria, da un paso más allá, los productores de los productos priorizados, las municipalidades y, en definitiva, “todos los miembros de la sociedad que deberemos comenzar a separar nuestra basura para que ésta sea retirada de nuestras casas con una primera separación de tipo” dijo el abogado. “Luego, esperemos que el círculo virtuoso de la (ex) basura comience a funcionar creando conciencia de su importancia, un mercado que mejore las condiciones de los recicladores de base y, finalmente, continuemos mejorando la forma de utilización de nuestros recursos naturales y económicos con mayor respeto del ambiente que nos rodea y provee.

Puntos limpios

Actualmente, señala la académica Paulina salas, de la Facultad de Ciencias UCSC, cerca del 90% de los residuos llega a los rellenos sanitarios. Con la puesta en marcha de la Ley, se requerirán una mayor cantidad de puntos limpios. “En Concepción solo uno funciona de manera eficiente”, ubicado en un mall del costanera de la ciudad.

La acción de cada persona puede resumirse en las llamadas “3 R”, como comenta Paulina Salas: reducir, reciclar y reutilizar. Salas, especializada en polímeros, y con una vasta trayectoria en el área de certificación de calidad, sugiere comenzar por conocer cómo clasificar los desechos, para luego llevarlos a los centros de acopio conocidos como “puntos limpios”.

La clasificación que se usa en Chile, establecida por el Ministerio del Medio Ambiente, designa el color azul, para papeles y cartones; amarillo, para plásticos; gris claro, para metales; verde para vidrios; beige: para cartones de bebidas (tetrapack); rojo: desechos peligrosos (baterías, pilas, aceites, medicamentos, etc.); burdeo, para el reciclaje de aparatos electrónicos; y gris oscuro para el resto de los residuos (no clasificables y que se llevan a rellenos sanitarios).

La académica detalla que todos los que son envases, como botellas plásticas (PET), latas, vidrios y tetrapack, deben lavarse y secarse. Las botellas deben separarse de sus tapas y aplastarse, al igual que las latas. En tanto los envases de tetrapack, deben desplegarse despegando las puntas, cortar la parte superior e inferior además de unos de sus costados, para luego lavar retirando los residuos de su contenido y apilar.

Paulina Medina, científica del área química, agrega que el reciclaje es un cambio que requiere tiempo, y cuando una Municipalidad se compromete con esta labor, puede hacer mucho más eficiente el uso de sus recursos, pues si recicla más, gasta menos en uso de servicios de manejo de basuras y rellenos sanitarios.

¿Cómo se le da valor a los residuos?

Para el abogado Lobo, la aplicación de esta nueva Ley otorgará un valor económico a elementos que hoy día no lo tienen, “lo que redundará en un mayor interés por esos elementos, de modo que lo que hoy es basura, pronto será la materia prima de algún negocio. La ley creará un mercado para esos productos, con la consiguiente creación de trabajo y beneficios económicos”.

De un modo particular, favorecerá a los recicladores de base quienes podrán formalizar su labor en torno en este nuevo mercado de elementos que hasta hoy aún son considerados como basura y que, por lo tanto, no tienen un gran valor económico. La ley los ayudará, por ejemplo, al establecer la separación obligatoria de la basura.

Cambio cultural

A juicio de Antonio Brante, académico de la Facultad de Ciencias de la UCSC y Director del Centro de Investigación en Biodiversidad y Ambientes Sustentables (CIBAS), la ley es un avance “porque por primera vez se da una política nacional sobre una importante problemática: qué hacer con los residuos. A diferencia de los países en desarrollo, no tenemos una cultura de reciclaje. Lo que se había hecho hasta ahora, estaba básicamente radicado en actividades ambientalistas, acciones bien particulares”.

Los grandes desafíos son también expectativas: el gran porcentaje del residuo proviene del área industrial y en esta materia, dijo Brante los estímulos económicos y gubernamentales serán claves para que se concrete la ejecución de la ley. Por otro lado, también se requerirá de un cambio social y cultural en Chile, de la mano de la educación. “Ahí estamos al debe, faltan políticas claras en educación en términos no solo de reciclaje sino también de sustentabilidad en general. La nueva estructura en la educación podría estar enlazada con los nuevos desafíos que está tomando el país, con una mirada a largo plazo. Pensando en que los escolares de hoy serán los gerentes de mañana, es distinto negociar con un gerente educado en términos ambientales, que con uno que no tiene formación en ética ambiental, sustentabilidad, responsabilidad social, temas actualmente cuestionados, porque en la educación no se les ha dado importancia” expresó Brante.